miércoles, 23 de septiembre de 2015

Dalia o Georgina



La Dahlia o Dalia según la RAE, es una flor muy apreciada por su belleza ornamental. A lo largo de la historia se han pagado grandes sumas de dinero para adquirir semillas de las variedades más hermosas. Incluso se creó la Sociedad Nacional de la Dahlia en Gran Bretaña en 1780. Sin embargo, a pesar de que es la flor nacional de México, pocos saben sobre su historia e importancia. Desde que llegaron a la península de Yucatán en 1519, los españoles no dejaron de sorprenderse ante la extraordinaria belleza del territorio. Hernán Cortés escribía al rey Carlos V en 1522: “... y sus infinitos árboles de diversas frutas y muchas flores y hierbas olorosas que cierto es cosa de admiración ver la gentileza y grandeza de esta huerta” (Cortés, en Grobet, 1982). Poco tiempo después echaron hondas raíces en el suelo de la Nueva España y comenzaron a explotar sus recursos naturales. Sin embargo, hubo un gran interés por describir y catalogar todo aquello que fuera novedoso para los europeos. Conquistadores, hombres de letras y frailes emprendieron la tarea de escribir cartas de relación, historias y descripciones de la Nueva España.

En 1570, el médico del rey Felipe II, Francisco Hernández, fue enviado con la tarea de emprender una exploración de las nuevas tierras y reportar todo lo que encontrara. En su libro, "Historia de las Plantas de la Nueva España", Hernández reporta dos especies de Dahlia conocidas por los aztecas como Acocotli y Cocoxochitl, que significa pipa de agua o bastón de agua.
  
Foto cedida por Елена Р. Rusia

En 1789, el director del Jardín Botánico de la Nueva España, Vicente Cervantes, envió las primeras semillas de Dahlia al sacerdote y botánico padre Cavanilles del Real Jardín Botánico de Madrid. Las semillas produjeron flores de brillantes colores, razón por la cual comenzaron a cultivar y seleccionar las más bellas para generar las grandes flores que ahora vemos. Cavanilles, quien describió por primera vez la planta, la nombró Dahlia en honor al botánico sueco, Andreas Dahl. Cavanilles se encargó de enviar semillas a diferentes jardines botánicos en Europa: Berlín, Dresden, París y Montpellier. También se encargó de enviarle semillas la esposa del embajador británico en España, Lady Holland. Fue así como llegó hasta Londres. La dalia es una especie originaria de los bosques templados del Sur y Centro de México. Los mexicas la cultivaron y denominaron 'xicaxochitl', al parecer derivada de xicama y xóchitl, que significa flor de jicama porque la planta se reproduce por bulbos. Los españoles, quienes la llamaron jicamite, la llevaron a España. Está considerada la flor nacional de México.

 
Foto cedida por Елена Р. Rusia

El nombre dalia se usa comúnmente en casi todo el mundo, excepto en Rusia y en Ucrania donde se la llama georgina/jorjina.

Foto cedida por Елена Р. Rusia

Insistimos en recordar que fue descrita por primera vez por el botánico y médico español Francisco Hernández de Toledo que había llegado a México para estudiar su flora y su fauna. Pero hasta 1780 no llegó la planta a Europa; fue cuando el naturalista español Antonio José Cavanilles, siendo director del Real Jardín Botánico de Madrid quiso mejorar su aspecto y sus instalaciones, para lo que mandó traer bastantes semillas, Cavanilles la cultivó y logró una variedad que nombró dalia variabilis, en honor del botánico sueco Anders Dahl. En el año 1804, el naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt envió otras tantas semillas a Berlín. Se sabe que la reina de Francia Josefina era una entusiasta de esta flor y en su jardín del palacio de Malmaison, en el departamento de Altos del Sena cerca de París tenía una preciosa colección con distintos ejemplares. A Inglaterra no llegó la dalia hasta después de las guerras napoleónicas. La afición por esta flor fue en aumento y en 1820 ya había disponibles más de 100 variedades y en 1840, más de 2.000.

Foto cedida por Andrea Gründl. Alemania

0 comentarios:

Publicar un comentario