viernes, 11 de septiembre de 2015

Pensamientos



Los pensamientos son plantas híbridas ornamentales, cultivadas por sus vistosas flores, obtenidas de la especie silvestre Viola tricolor; aunque a veces se la llama Viola tricolor hortensis, en rigor el nombre científico correcto para los híbridos es Viola x wittrockiana. Pertenecen al género de las violetas, dentro de la familia de las violáceas.

Durante el siglo XIX, jardineros aficionados de toda Europa del norte cruzaron una y otra vez el pensamiento silvestre (V. tricolor) con otra especie nativa de violetas (V. lutea) y, en ocasiones, con una del Oriente Próximo (V. altaica), para producir un patrón de flores más atractivas. Como resultado de estos cruces intensivos durante las décadas de 1820-30, las nuevas variedades se hicieron muy populares. Hacia 1835, existían ya 400 y para 1841 el pensamiento se había convertido en la planta favorita.

Durante el auge de la construcción de invernaderos en la época victoriana, debido en gran parte a la disponibilidad y el bajo coste del acero, surgieron las atractivas flores, tan familiares ya para aquellos jardineros modernos.

Foto cedida por Svatava_Ryšavá


Leyenda del pensamiento

Tres bonitas caras bajo una capucha es el delicioso nombre que las jóvenes aldeanas inglesas han dado en su idioma, al pensamiento; y trinitaria lo han llamado, en cambio, las campesinas francesas.

Dícese que el pensamiento tenía en sus primeros días de existencia un aroma más suave y delicado que su hermana la violeta. Crecía en los campos entre el trigo, y era muy buscado a causa de sus bellos colores y exquisita fragancia; esto era causa de que los trigos quedasen estropeados por los que iban en busca de tan bella y delicada flor.

No era, pues, raro que a la época de la cosecha, escasease el grano. Afligía esto profundamente a la flor, y un día de primavera rogó a la Divina Trinidad la privase de su suave perfume, pues no quería que por culpa suya se perdiese el fruto de las cosechas. Fue oída su plegaria: perdió la flor su aroma, y desde entonces las bellas campesinas francesas la llaman planta de la Trinidad o trinitaria.

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