En
la primavera de mi juventud, fué mi destino
no
frecuentar de todo el vasto mundo sino
un
solo lugar que amaba más que todos los otros,
tanta
era de amable la soledad de su lago salvaje,
rodeado
por negros peñascos y de altos
pinos
que dominaban sus alrededores.
Pero
cuando la noche tendía su sudario sobre
ese
lugar como sobre todas las cosas, y se agregaba
el
místico viento murmurando su melodía,
entonces,
¡oh, entonces se despertaba
siempre
en mí el terror por ese lago solitario!
Foto cedida por Любовь_Чунарева_(Любава55). Lago Baikal. Rusia |
Y
sin embargo ese terror no era miedo, sino
una
turbación deliciosa, un sentimiento que
ninguna
mina de piedras preciosas podría inspirarme
o
convidarme a definir, ni el amor
mismo,
aunque ese amor fuera el tuyo.
La
muerte reinaba en el seno de esa onda
envenenada,
y en su remolino había una tumba
bien
hecha para aquel que pudiera beber en
ella
un consuelo a su imaginación taciturna, para
aquel
cuya alma desamparada pudiera haberse
hecho
un Edén de ese lago velado.
Edgar
Allan Poe
Bonita imagen, bonito poema.
ResponderEliminarGracias!!!!
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