San Miguel. Azores. Día 2. Parte II

Seguimos contando un poco más de las Azores y eso que acabamos de empezar, por tanto vamos a retomar donde nos quedamos después de comer, con la vista puesta al océano, descendemos rápidamente hasta Várzea, bajamos un poco por la costa y nos encontramos con una de las pasiones de mi pareja, le encantan los faros al verlo nos acercamos para contemplarlo de más cerca en la Ponta da Ferraria.

Volvemos a ascender más próximo a la costa y  llegamos a un mirador que está a menos de un kilómetro del faro en el que te das cuenta la inmensidad del océano y lo pequeñitos que somos, pero si te tomas tus segundos y respiras te das cuenta lo grande que puedes llegar a ser si dejas pasar a la felicidad cuando te llama a la puerta.

Allí abajo teníamos que ir superar unas rectas  muy sinuosas  hacia abajo contemplando el paisaje, se nota que no era yo el que conducía, que aunque la complejidad de la bajada en coche no era tanta, bien es cierto que impresionaba, cruzando los dedos de no encontrarnos un coche de frente,..jejeje,..eso si lo que nos espera nos va a encantar.

Una vez abajo, empezamos alucinar del lugar allí en lo que parecía piedra volcánica aunque hablo sin saber, la Geología nunca ha sido mi fuerte, nos encontramos entrantes al mar de piedra hermosa de color negro donde las olas bailaban al son del canto de las sirenas por lo menos. Muy próximo había una piscina natural que sinceramente nos pareció espectacular y arriesgado meternos con una niña pequeña y decidimos meternos en las Termas da Ferraria que aunque había que pagar estar en una piscina de agua caliente al aire libre pegado al mar no tiene precio.

Las fotos van en correlación a lo que he contado ahora mismo, de las termas en el interior no he querido poner fotos ahora bien si alguien está interesado puedo mandárselo por correo electrónico.

 De ahí, después de darnos el chapuzón en las aguas termales volvemos a cruzar los dedos para subir la cuesta y nos dirigimos hacia Mosteiros, noroeste de la isla, de camino como siempre un poquito de lluvia y sol alternando. Esta localidad es un pequeño pueblo marinero que nos sorprendió su bellísima playa de arena prácticamente negra, con las enormes olas y corriendo para que nos mojaran los pies entre risas y montones de fotos disfrutamos de unos de los paisajes que seguramente jamás se nos olvidará, quien sea de mi edad seguro que les recordará mucho el lugar a la película de los Goonies. no sé cuantas veces dijimos que nos queríamos ir a vivir allí que fueron unas cientas,..jejeje,..pero sin lugar la primera vez fue allí.

Ya en la Ajuda da Bretanha en la parte más norte de la isla próximo a la Ponta da Costa nos metimos en un pueblo en el que estaban en fiestas que decoraban el asfalto con bellas composiciones florales, nos encontramos con el Moinho do Pico Vermelho, estaba recién restaurado, quizás pierde la gracia de antigüedad pero lo dejaron muy apañado y las vistas eran impresionantes.

Después de hacer unas cuantas paradas más con las que no quiero aburriros con tantas fotos fuimos  ya de camino de Capelas  al hotel pero en uno de los pueblos que pasamos vimos que ponía piscinas naturales y aunque era tarde decidimos que nos daríamos un baño, al llegar el lugar nos encantó pero la marea ya estaba baja y estaba bastante vacía y decidimos dejarlo para otro día, cosa que no pudimos hacer ya que había mucho que ver pero juzgar vosotros mismos que os parece.

Para finalizar el día de hoy tan solo llegar a un pensamiento, por muy grande que sea la mar no hay mejor pez que el que sabe nadar, no te pongas limites y si llegan,  seguro que hay una manera de superar, es muy grande el mar para perderselo por no saber navegar.