Foto cedida por Sandra Cohn. Estados Unidos |
La
fresa es imaginar tu desnudez de onduladas formas,
es
recordar la topografía de tus valles y montañas
que
me llevan al punto exacto del no retroceder.
Su
dulzura es elixir enervante que me hace caer
en
tus brazos amorosos llenos de pasión,
es
droga, es delirio, es euforia,
cuando
ambos compartimos la gloria
sólo
existe hoy, sólo existen tú y yo.
La
fresa es sentirse presa del dulce néctar,
es
morir y volver a nacer, es el goce de ver tus ojos,
es
oír tu voz decir te quiero, es sentirnos él uno para el otro,
es
oír tú voz decir sin ti yo muero.
La
fresa es saborear lo rojo de tú corazón,
es
embriagarme de tú miel hasta más no poder,
es
beber en tus manos de la fuente eterna del querer,
es
comer a besos toda tú piel.
Becker Fernández
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