Te
me acercas
contándome
al oído milagros
de
miles de leyendas
que
quedaron entre tus aguas.
Me
salpicas
con
espumas inundadas de misterios
de
otros tiempos y distancias,
con
lamentos de promesas
que
perdieron sus palabras
en
tus bajamares intensos...
Y
yo me acerco y te salpico
sabiéndome
tan pequeño,
tan
desconsoladamente chico,
tan
solo entre mis gentes cotidianas,
que
me apabullan tus mareas,
tus
olas y tus resacas.
A
veces me respondes...
Pero
de continuo callas y resbalas
en
las arenas de mi playa
que
esperan impacientes tus respuestas.
Luis E. Prieto
maravillosas
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