martes, 15 de diciembre de 2015

Vistas en Noruega

 


Es media tarde y llueve. El agua necesita agua

para reforzar su dominio, para hacerse fuerte

frente a mis palabras que pisan la hojarasca del tiempo.

 

Foto Plantukis

Entre las calles que cercan la línea de la costa

pierdo mi rumbo y mi mirada austera. Aquí

encuentra la piedra el sabor latino del París bohemio,

el cristal opaco, el hierro retorcido en pétalo de rosa

que Barcelona ofrece desde el balcón de las Ramblas.

Pero es media tarde y llueve. Llueve con la insistencia

de la isla que lucha por ser isla azul en la distancia.

Para escapar de la lluvia busco un Café y una mesa

para escribir unas apretadas líneas que,

si maceran su mosto las palabras, dará en poema

aquello que fue pasto del ayer, pero no olvido.

 

Foto Plantukis

Y la Cafetería está llena de libros, y de jóvenes

que leen en un rincón; que escapan

—libres de equipaje—

de la monotonía adversa que impone la lluvia cotidiana.

En un estante hay varios libros de poesía.

La poesía siempre trabó buen maridaje con la lluvia.

Foto Plantukis


No siempre fue agua quieta

entre los ojos de aquel que la escribiera,

no siempre fue tinta seca en nuestros labios.

Es media tarde y llueve. Entre dos tazas de café

contemplo como el gris de la nostalgia

emborrona el color de las casas.

 

José Luis García Herrera

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