Disa uniflora

● Disa uniflora Bergius

· Nombres comunes: disa

· Sinónimos más frecuentes: Disa barellii De Puydt.

· Familia: Orquidáceas

· Origen geográfico: El Cabo, Sudáfrica.

· Planta: especie fanerógama de orquídea de hábito terrestre. Es la madre de muchas generaciones de híbridos de grandes flores. Tallo tuberosos y erguidos, de unos 60 cm de altura

· Hojas: de lanceoladas a alargadas-lanceoladas, agudas y extendida

· Flores: inflorescencia muy vistosa de 20-30 cm de longitud, en forma de racimo con brácteas lanceoladas, acuminadas y con 1-3 flores, de 10 cm de diámetro usualmente rojo bermellón. El sépalo superior forma una especie de corneta erguida que puede confundirse con el labelo, el cual se encuentra atrofiado, así como los pétalos

· Floración: en primavera

· Longevidad: apenas un año en interiores, de unos 3-5 años en invernadero o galería

· Temperatura: prefiere clima fresco a frío. De 7-22 ºC

· Exposición: no exponer a sol directo. Aprecia mucho la sombra parcial durante el verano

· Suelo y sustrato: turba, perlita o vermiculita, arena de río y tierra de bosque en una mezcla de cuatro partes iguales

· Abonado: todo el año, una vez al mes abono para orquídeas

· Humedad ambiente: mínima del 60%. Ubicar debajo de la maceta una manta porosa higroscópica y si se toma la opción de colocar un plato lleno de cascajos húmedos se debe realizar bien, ya que un uso incorrecto provoca la asfixia de las raíces

  · Riego: cada 4-5 días, durante el crecimiento. Una vez por semana, durante el invierno. Evitar que quede agua estancada

· Propagación: por división de tubérculos, en el trasplante. En semillero resulta posible, aunque es difícil

· Plagas y enfermedades más frecuentes: pulgones, cochinillas, ácaros y manchas sobre las hojas que indican que están demasiado húmedas

· Otras recomendaciones: trasplantar todos los años, al principio de la primavera, preferentemente a una maceta de terracota. La dificultad de esta planta estriba en mantener el sustrato siempre húmedo durante el crecimiento, sin que las raíces, sensibles a la humedad, se pudran. El agua de riego no debe de contener ni cal ni cloro