Al
llegar a Israel se piensa que el paisaje va a ser desértico a lo largo de todo
el camino, pero sorprendentemente se descubre como a pesar de la falta de agua
hay vegetación en cada rincón de las ciudades con su correspondiente sistema de
riego por goteo.
Resulta
llamativo observar los tubos de riego dispersos por la tierra para regar a
veces un simple cantero, pero es esa la única forma en que pueden mantenerlos.
El
lugar es el centro de meditación de los seguidores de esta religión que
promueve entre otras cosas la paz mundial y la igualdad.
Es
abierto al público y se puede pasar gratuitamente a visitar el lugar, no
siempre se permite el acceso total a los jardines cuando están siendo
utilizados para meditar.
Al
entrar a un lugar sagrado como éste las mujeres tienen que cubrirse hombros y
piernas sin importar la temperatura ambiente lo cual puede hacer el recorrido
un poco cansador, pero vale la pena el esfuerzo.
El
lugar fue declarado patrimonio de la UNESCO, su construcción costó
aproximadamente 250 millones de dólares y se completó en el 2001.
Los
costes anuales de mantenimiento de los jardines ascienden a 4 millones de
dólares, con más de 100 jardineros y 8 sistemas de riego con aprovechamiento
del agua.
Estos
gastos son financiados exclusivamente por miembros de la religión Bahai que
promueve la paz mundial y la creación de una única comunidad mundial basada en
la justicia y la igualdad; sólo acepta donaciones de la comunidad Bahai.
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