jueves, 26 de octubre de 2017

Prólogo de un payaso triste


¿Qué es un prólogo?

"Escrito colocado al comienzo de una obra en el que se hacen comentarios sobre la obra o su autor, o se introduce en su lectura; a menudo está realizado por una persona distinta del autor".



Como mi historia va a formar parte de la eternidad como la de todos y cada uno de nosotros, tan solo os voy a contar el prólogo que se reduce a la vida que vamos escribiendo. Esta vida que se cuenta puede ser la de uno mismo, un tercero o de un ser imaginario que no para de llamar a la puerta sin cesar. Son entrañas que guardas en lo más profundo y, precisas vomitar palabras llenas de luz a base de lo que te consienta tus penumbras.

Al nacer somos inocencia, el estado más puro del ser humano, somos árboles fuertes y sanos, que solo tenemos un denominador común, aprender, crecer y sin saber o sabiendo, dando ese oxígeno llamado felicidad a los seres que nos rodean.



El caso del que os hablo perdió la inocencia muy tarde, en una realidad emocional cómodamente alterada por subidas y bajadas de las personas de alrededor que no encontraban su sitio y tampoco lo buscaban. Aún así, considero que fue afortunado porque materialmente nunca nada le faltaba y el amor aunque desproporcionado siempre le llegaba. Un árbol sano, enérgico pero en el cual se tallaron corazones que después fueron cicatrices que nunca se borraran.

Es curioso que la inocencia se pierda con el amor, siendo horroroso pensar que esa palabra que todos deseamos que nos llegue haga que nuestro único sentimiento puro se pierda por esas cuatro letras que forman amor. Esta explosividad de sentimientos que te hace volar al infinito puede tener parada si no se riega y abona, o simplemente como escuche ayer decir en la televisión a una persona aunque seas la mejor de las magdalenas te pueden empezar a gustar las napolitanas.



El sentimiento de concebir que la persona amada se marcha es duro, comprenderlo parece imposible pero sentirse solo, rodeado de gente, es generalmente lo más desagradable de una rama arrancada.

Un día, porque siempre llega, te das cuenta que no estás solo, que si te quieres te llenas de energía y positividad, la luz que necesitas va acabar por llegar. Todo va a mejorar, hasta tal punto que te va a salir genial, porque se gana más siempre siendo un tonto optimista que un listo repleto de ese vacío que nunca se llena.

Incluso el amor, te llama a la puerta y esto es un consejo, no lo dejes escapar porque puede ser el definitivo o quizás se te vuelva a escapar, pero si no lo intentas no lo podrás cuidar.



Ahora incomprensiblemente este personaje, teniéndolo aparentemente controlado y disfrutando de todo lo emocional, es lo material lo que primero incomoda a sus sentimientos, después lo asfixia en decisiones que no quiere tomar por miedo a un presente o cobardía de un futuro. Va perdiendo sus hojas poco a poco entrando en un invierno blanco y vacío de sensaciones porque no sabe qué hacer para que las personas se quieran y podamos vivir todos en paz, si nos queremos nos respetamos, si nos respetamos somos felices y con la felicidad a cualquier lugar se puede alcanzar, pero el optimista se pierde en la mar de esta suciedad blanca e impoluta con la que nos quieren vendar, olvidando que si no se riegan las raíces se pierde la esencia de la humanidad.



Acabo de esta manera el prólogo de este payaso triste espejismo de lo que pudo y no llegó a ser jamás.

Agradeciendo siempre a mi querida amiga Sandra Cohn por sus fotografías que son los colores que le falta a estas palabras que les faltan tanta flor, mil gracias.

16 comentarios:

  1. Bonitas y emocionantes palabras, Raúl. Las fotos, también preciosas.
    Un abrazo

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  2. Muy bien Raúl, bonitos sentimientos y mucha realidad en tus palabras...todas las cosas, todas las personas y todos los seres vivos incluidas las plantas y arboles...necesitan ser abonados con amor y respeto y paciencia para que aflore.
    Me gusta como describes la realidad disfrazándola de palabras sensibles.
    Felicidades.
    Felicidades también a Sandra hace unas fotos preciosas transmitiendo esa belleza natural que solo tiene la naturaleza.

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  3. Todos somos en mayor o menor medida Payasos...con sus miedos ...con sus inseguridades....con sus heridas...Pero las heridas forman parte de nosotros...reconocidas y lamidas.... sanan....Y los miedos incluso siendo reales se vencen....siempre desde la madurez...del reconocimiento de que no va a ser fácil...desde el trabajo con uno mismo y olvidando el autoengaño...
    Te superas....te corriges y sigues adelante.... siempre desde la ilusión y volviendo a la pureza desde la niñez más pura del ser humano....

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    1. Muy cierto Maria, aunque ya sabes que no comparto tu misma visión en este aspecto, pero si parecido. Mil gracias por estar siempre a mi lado.

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    2. ni los payasos por muy tristes que estén ni las personas con buenas intenciones,pueden cambiar a otros ,solo podemos cambiarnos a nosotros mismos lo demás es energía perdida; pero si podemos actuar sobre la educación de la generación futura desde una temprana edad.
      Si le sirve de consuelo a ese payaso triste le diré que la frustración, el dolor la rabia hay que reconocerlos sentirlos y dejarlos ir retenerlos no te hacen más que daño y que en la vida estamos continuamente aprendiendo y realizando cambios pero cada uno tiene su momento para reconocer esos cambios no se pueden forzar hay que esperar el momento adecuado.
      Escucha 21 años he tardado yo en reconocer que me costaba echar currículum por miedo a la frustración y a no saber hacer el trabajo yo le echa la culpa a la edad o a otra cosa pero es miedo sin embargo para las injusticias no hay quien me pare no tengo miedo ninguno, bueno y podía seguir ,animo que todavía quedan muchooooos inviernos y muchas hojas que tirar estoy de acuerdo con Maria sigue adelante... venga un abrazo gigantesco y perdonad mi entrómisión.

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    3. Perdona por haber tardado tanto en contestar, hoy he sacado un poco de tiempo,...es un relato de mi o en tercera persona, eso no es lo importante, sino el contenido. Claro que hay payasos tristes como verdugos con buen humor, es el aroma de lo que se percibe lo que inquieta a quien escribe

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  4. ¡Precioso prólogo!
    Todos hemos perdido la inocencia, hemos tenido el amor y lo hemos visto marchar, hemos llorado y hemos reído, porque eso es la vida. No es un payaso triste, es una rosa, hermosa y con espinas.
    Mil besos, amigo Raúl, me has hecho emocionarme.

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    1. Gracias Montse, me alegro que haya sido así porque una emoción es uno de los sentimientos más hermosos y tu descripción me ha encantado

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  5. Precioso Raúl, me encanta. Gran verdad en lo escrito, llegados a una edad como es mi caso ya el árbol fuerte y duro esta lleno de hachazos y aún así hay estoy en pie y aguantando. Feliz semana y muchos besos.

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    1. Lola tu eres un árbol lleno de mucha energía. Muchas gracias. Besetes.

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